Publicado por Luis Baez
Me encontré resurgiendo de entre aguas borrascosas, malheridoLas llagas abiertas, las alas en trizas; a la par el universo, calándome los huesos.
La playa,su mar,su arena mis pies, tus ojos, tácitos…
¿Y qué? ¿Debo acaso poner a un lado el flagelo de nuestras noches?¿Sus dedos fríos de olvido?
Olvido, sin novedades… a secas: Olvido.
¡Pero no!
Me aferro…a una polvareda de estrellas,
a una pluma en llamas cayendo al vacío,
a un beso sellado en tu nuca.
Me aferro…no a vos; a nosotros.
Nosotros que (si antes nada existía) todo lo colmamos; vos y yo, el universo, todo.
Explosivos y refulgentes;a mordiscos desclavábamos la nada…
carne con carne,hueso contra hueso.
Destrozándonos, lo llenamos todo.
Pero, ¿Costaba tanto mirar hacia adentro; hacia nosotros, hacia nuestro firmamento?
Mi amor:
Solo era cuestión de cerrar los ojos
y vernos llenos… llenos de alas, de mares;
desbordantes de galaxias, de espejos…
porque entre espejos el universo es bello, infinito;
es tuyo, sos vos…
Pero aquí no hay espejos; solo el mar, que es liquido
y absurdo, vehemente, y me proyecta un sucio
boceto de vos; de tu espalda que, abierta, me mira desde el cielo.
Se que seguís ahí; estelar y cósmica, despedazándote entre fuegos y albores. Y hay noches (de eso estoy seguro) en las que caes en trozos sobre el océano; de cuando en cuando te veo flotar, veo tus llamas sobre las olas y me atraen; me clavan como un millar de atmósferas contra la espuma.
Madrugada:
Los llagas suturadas con finas telas de araña…la luna.
Y vuelta a la rueda:
Pies firmes,
carne viva...tierra adentro, orbitante.
Y seguir caminando,vuelta y vuelta a la rueda…
El mar trata de clavarme al suelo, mientras sigo
caminando,balbuceando estrellas;
viéndolas romper el cielo, resbalar por tu espalda…desvanecerse.
Yo aquí abajo, abatido, de rodillas… Vos, estas arriba, llenándolo todo.
Horror:
Rompen el cielo, lo cruzan por que mueren, por que te despedazas de a poco…
tu polvo cubre las olas, y las venas abiertas, y los huesos en astillas.
Pero sigo firme, con la carne tibia, de frente.
Me apresuro, me abandono; me dejo entre las rocas.
Vuelvo la mirada y ahí estoy;
desnudo, en cuclillas, con ojos de fuego y sanguinario.
Pero hay algo mas;
hay mi sangre y hay tu mundo, hay tu agua, tu océano, tus brasas flotando, mi cielo escarchado de huesos,
tus bóvedas y albores, tus ocasos y vasos con ron, las estrellas y tu sonrisa, el cosmos cayendo en cascada por tu ombligo…
el espacio, la nada: tus besos, tus uñas abriéndome las venas, tus pestañas jugando con las mías, tus piernas entre mi cintura; tu pelo cayendo en negras serpientes sobre una nebulosa sangrante:
La noche, solitario telón, cayendo sobre el mar.
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